Filem 1:6
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y de qué manera la liberalidad que nace de tu fe resplandece a la vista de todo el mundo, haciéndose patente por medio de todas las obras buenas que se practican en tu casa por amor de Jesucristo.
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Filem 1:16
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no ya como siervo, sino como quien de siervo ha venido a ser por el bautismo un hermano muy amado, de mí en particular; ¿pero cuánto más de ti, pues que te pertenece según el mundo y según el Señor?
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Heb 1:6
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Y otra vez al introducir a su primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.
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Heb 2:5
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Porque no sometió Dios a los ángeles el mundo venidero de que hablamos.
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Heb 4:3
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Al contrario, nosotros que hemos creído, entraremos en el descanso, según lo que dijo: Tal es el juramento que hice en mi indignación: Jamás entrarán en mi descanso; y es el descanso en que habita Dios, acabadas ya sus obras desde la creación del mundo.
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Heb 9:26
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De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo, cuando ahora una sola vez al cabo de los siglos se presentó para destrucción del pecado, con el sacrificio de sí mismo.
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Heb 10:5
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Por eso el Hijo de Dios al entrar en el mundo dice a su eterno Padre: Tú no has querido sacrificio, ni ofrenda; mas a mí me has apropiado un cuerpo mortal;
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Heb 10:33
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por un lado habiendo servido de espectáculo al mundo, por las injurias y malos tratamientos que habéis recibido, y por otro tomando parte en las penas de los que sufrían semejantes indignidades.
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Heb 11:3
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La fe es la que nos enseña que el mundo todo fue hecho por la palabra de Dios; y que de invisible que era fue hecho visible.
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Heb 11:5
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Por la fe fue trasladado Enoc de este mundo para que no muriese, y no se le vio más, por cuanto Dios le transportó a otra parte que no se sabe; mas antes de la traslación tuvo el testimonio de haber agradado a Dios.
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Heb 11:7
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Por la fe, avisado Noé de Dios sobre cosas que aún no se veían, con santo temor fue construyendo el arca para salvación de su familia y construyéndola condenó al mundo y fue instituido heredero de la justicia, que se adquiere por la fe.
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Heb 11:38
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de los cuales el mundo no era digno, yendo perdidos por las soledades, por los montes, y recogiéndose en las cuevas y en las cavernas de la tierra.
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Sant 2:5
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Oíd, hermanos míos muy amados: ¿No es verdad que Dios eligió a los pobres en este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que tiene prometido a los que le aman?
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Sant 3:6
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La lengua también es un fuego, es un mundo entero de maldad. La lengua es uno de nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y siendo inflamada del fuego infernal inflama la rueda, o toda la carrera, de nuestra vida.
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Sant 4:4
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Almas adúlteras y corrompidas, ¿no sabéis que el amor de este mundo es una enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
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Sant 4:4
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Almas adúlteras y corrompidas, ¿no sabéis que el amor de este mundo es una enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
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I Ped 1:20
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predestinado sí ya de antes de la creación del mundo, pero manifestado en los últimos tiempos por amor de vosotros,
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I Ped 2:11
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Por esto, queridos míos, os suplico que como extranjeros y peregrinos, que sois en este mundo, os abstengáis de los deseos carnales, que combaten contra el alma,
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I Ped 5:9
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Resistidle firmes en la fe, sabiendo que la misma tribulación padecen vuestros hermanos, cuantos hay en el mundo.
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II Ped 1:4
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también por él mismo nos ha dado Dios las grandes y preciosas gracias que había prometido, para haceros partícipes, por medio de estas mismas gracias, de la naturaleza divina, huyendo la corrupción por la concupiscencia que hay en el mundo.
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II Ped 2:5
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si tampoco perdonó al antiguo mundo, aunque preservó al predicador de la justicia divina, Noé , con siete personas, al anegar con el diluvio el mundo de los impíos;
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II Ped 2:5
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si tampoco perdonó al antiguo mundo, aunque preservó al predicador de la justicia divina, Noé , con siete personas, al anegar con el diluvio el mundo de los impíos;
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II Ped 2:20
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Porque si después de haberse apartado de las asquerosidades del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, enredados otra vez en ellas son vencidos, su postrera condición viene a ser peor que la primera.
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II Ped 3:6
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y que por tales cosas el mundo de entonces pereció anegado en las aguas del diluvio.
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I Jn 2:2
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Y él mismo es la víctima de propiciación por nuestros pecados; y no tan sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
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I Jn 2:15
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Ved, pues, lo que os escribo a todos: No queráis amar al mundo, ni las cosas mundanas. Si alguno ama al mundo, no habita en él la caridad o amor del Padre;
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I Jn 2:15
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Ved, pues, lo que os escribo a todos: No queráis amar al mundo, ni las cosas mundanas. Si alguno ama al mundo, no habita en él la caridad o amor del Padre;
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I Jn 2:16
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porque todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia u orgullo de la vida, lo cual no nace del Padre, sino del mundo.
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I Jn 2:16
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porque todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia u orgullo de la vida, lo cual no nace del Padre, sino del mundo.
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I Jn 2:17
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El mundo pasa, y pasa también con él su concupiscencia. Mas el que hace la voluntad de Dios permanece eternamente.
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I Jn 2:18
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Hijitos míos, ésta es ya la última hora, o edad del mundo; y así como habéis oído que viene el Anticristo, así ahora muchos se han hecho anticristos, por donde echamos de ver que ya es la última hora.
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I Jn 3:1
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Mirad, qué tierno amor hacia nosotros ha tenido el Padre, queriendo que nos llamemos hijos de Dios, y lo seamos en efecto. Por eso el mundo no hace caso de nosotros, porque no conoce a Dios nuestro Padre.
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I Jn 3:13
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No extrañéis, hermanos, si os aborrece el mundo.
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I Jn 3:17
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Quien tiene bienes de este mundo, y viendo a su hermano en necesidad cierra las entrañas, para no compadecerse de él, ¿cómo es posible que resida en él la caridad de Dios?
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I Jn 4:1
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Queridos míos, no queráis creer a todo espíritu, sino examinad los espíritus si son de Dios, o siguen su doctrina; porque se han presentado en el mundo muchos falsos profetas.
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I Jn 4:2
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En esto se conoce el espíritu de Dios, todo espíritu, que confiesa que Jesucristo vino al mundo en carne verdadera, es de Dios;
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I Jn 4:3
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y todo espíritu, que desune a Jesús , no es de Dios; antes éste es espíritu del Anticristo, de quien tenéis oído que viene, y ya desde ahora está en el mundo.
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I Jn 4:4
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Vosotros, hijitos míos, de Dios sois, y habéis vencido a aquél, porque el que está con vosotros y os ayuda con su gracia, es mayor que el espíritu del Anticristo que está en el mundo.
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I Jn 4:5
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Esos tales son del mundo, y por eso hablan el lenguaje del mundo, y el mundo los escucha.
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I Jn 4:5
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Esos tales son del mundo, y por eso hablan el lenguaje del mundo, y el mundo los escucha.
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I Jn 4:5
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Esos tales son del mundo, y por eso hablan el lenguaje del mundo, y el mundo los escucha.
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I Jn 4:9
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En esto se demostró la caridad de Dios hacia nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que por él tengamos la vida.
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I Jn 4:14
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Nosotros fuimos testigos de vista, y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.
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I Jn 4:17
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En esto está la perfecta caridad de Dios con nosotros, que nos da confianza para el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
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I Jn 5:4
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Así es que todo hijo de Dios vence al mundo; y lo que nos hace alcanzar victoria sobre el mundo, es nuestra fe.
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I Jn 5:4
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Así es que todo hijo de Dios vence al mundo; y lo que nos hace alcanzar victoria sobre el mundo, es nuestra fe.
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I Jn 5:5
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¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
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I Jn 5:19
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Sabemos que somos de Dios, al paso que el mundo todo está poseído del mal espíritu.
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II Jn 1:7
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Puesto que se han descubierto en el mundo muchos impostores que no confiesan que Jesucristo haya venido en carne verdadera; negar esto es ser un impostor y un anticristo.
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Apoc 11:15
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En efecto, el séptimo ángel sonó la trompeta; y se sintieron voces grandes en el cielo que decían: El reino de este mundo ha venido a ser reino de nuestro Señor y de su Cristo , y, destruido ya el pecado, reinará por los siglos de los siglos. Amén.
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