I Tim 1:12
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Gracias doy a aquel que me ha confortado, a Jesucristo nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio a mí,
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I Tim 3:1
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Es una verdad muy cierta, que quien desea obispado desea un buen trabajo, o un ministerio santo.
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I Tim 3:10
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Y por tanto sean éstos antes probados; y así entren en el ministerio, no siendo tachados de ningún delito.
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I Tim 3:13
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Pues los que ejercitaren bien su ministerio, se granjearán un ascenso honorífico, mucha confianza para enseñar la fe de Jesucristo.
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II Tim 4:5
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Tú entretanto vigila en todas las cosas de tu ministerio, soporta las aflicciones, desempeña el oficio de evangelista, cumple todos los cargos de tu ministerio. Vive con templanza.
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II Tim 4:5
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Tú entretanto vigila en todas las cosas de tu ministerio, soporta las aflicciones, desempeña el oficio de evangelista, cumple todos los cargos de tu ministerio. Vive con templanza.
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II Tim 4:11
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Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos, y tráele contigo; porque me es del caso para el ministerio evangélico.
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Tit 1:6
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escogiendo para tan sagrado ministerio a quien sea sin tacha, casado una sola vez, que tenga hijos fieles, no infamados de lujuria, ni desobedientes.
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Heb 1:14
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¿Por ventura no son todos ellos unos espíritus que hacen el oficio de servidores o ministros enviados de Dios, para ejercer su ministerio en favor de aquellos que deben ser los herederos de la salud?
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Heb 8:6
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Mas nuestro sumo sacerdote, Jesucristo, ha alcanzado un ministerio tanto más excelente, cuanto es mediador de un Testamento o alianza más apreciable, la cual fue otorgada sobre mejores promesas.
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Heb 9:21
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Y así mismo roció con sangre el Tabernáculo, y todos los vasos del ministerio.
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Heb 10:11
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Y así en lugar de que todo sacerdote de la antigua ley se presenta cada día, por mañana y tarde, a ejercer su ministerio y a ofrecer muchas veces las mismas víctimas, las cuales no pueden jamás quitar los pecados,
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I Ped 4:11
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El que habla o predica la palabra divina, hágalo de modo que parezca que habla Dios por su boca; quien tiene algún ministerio eclesiástico, ejercítelo como una virtud que Dios le ha comunicado, a fin de que en todo cuanto hagáis sea Dios glorificado por Jesucristo, cuya es la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
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