Isa 10:32
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Aún falta un día para llegar a hacer alto en Nobe; desde ahí levantará Sennaquerib su mano en ademán de amenaza contra el monte de la hija de Sión, contra el collado de Jerusalén .
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Isa 16:1
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Envía, ¡oh Señor!, el cordero dominador o soberano de la tierra, desde la peña del desierto al monte de la hija de Sión.
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Isa 22:4
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Por eso dije: Apartaos de mí; yo lloraré amargamente; no os empeñéis en consolarme en la desolación de la hija de mi pueblo;
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Isa 23:10
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Atraviesa corriendo tu tierra como un río, ¡oh tú, hija del mar!: Ya no tienes más ceñidor o amparo.
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Isa 23:12
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Y ha dicho: No te vanagloriarás ya más, cuando te veas afrentada, ¡oh virgen hija de Sidón!; levántate, navega a Cetim, y allí tampoco tendrás reposo.
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Isa 37:22
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este es el fallo que contra él ha pronunciado el Señor: Te ha despreciado el Señor. Te ha despreciado a ti, y te ha insultado, ¡oh virgen, hija de Sión! a espaldas tuyas ¡oh hija de Jerusalén ! ha meneado su cabeza mofándose de ti.
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Isa 37:22
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este es el fallo que contra él ha pronunciado el Señor: Te ha despreciado el Señor. Te ha despreciado a ti, y te ha insultado, ¡oh virgen, hija de Sión! a espaldas tuyas ¡oh hija de Jerusalén ! ha meneado su cabeza mofándose de ti.
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Isa 47:1
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Entonces dirán a Babilonia: ¡Oh tú virgen, hija de Babilonia!, desciende y siéntate sobre el polvo, siéntate en el suelo; ya no hay más trono para la hija de los caldeos; no te llamarán en adelante tierna y delicada.
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Isa 47:1
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Entonces dirán a Babilonia: ¡Oh tú virgen, hija de Babilonia!, desciende y siéntate sobre el polvo, siéntate en el suelo; ya no hay más trono para la hija de los caldeos; no te llamarán en adelante tierna y delicada.
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Isa 47:5
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Tú, ¡oh hija de los caldeos!, infeliz Babilonia, guarda un mudo silencio, y escóndete en las tinieblas; porque ya no te llamarán más la señora de los reinos.
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Isa 47:9
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Vendrán estos dos males súbitamente sobre ti en un mismo día: Quedarás sin hijos, y quedarás viuda. Todo esto vendrá sobre ti por causa de tus grandes maleficios, y por la extrema dureza tuya, hija de tus encantadores.
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Isa 52:2
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Alzate del polvo, levántate, toma asiento, ¡oh Jerusalén !, sacude de tu cuello el yugo, oh esclava hija de Sión.
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Isa 62:11
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He aquí que el Señor ha mandado echar este pregón hasta las extremidades de la tierra y decir a la hija de Sión: Mira que ya viene el Salvador tuyo; mira cómo trae consigo su galardón, y tiene delante de sí la recompensa para sus siervos.
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Jer 4:11
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En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén : Un viento abrasador sopla de la parte del desierto, en el camino que viene de Babilonia a la hija de mi pueblo, y no es viento para aventar y limpiar el grano.
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Jer 4:30
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¿Y qué harás ahora, oh desolada hija de Sión? ¿Qué harás? Por más que te vistas de grana, aunque te adornes con joyas de oro, y pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanarás; tus amantes te han desdeñado, quieren acabar contigo.
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Jer 4:31
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Porque he oído gritos como de mujer que está de parto, ansias y congojas como de primeriza; la voz de la hija de Sión moribunda que extiende sus manos, y dice: ¡Ay de mí!, que me abandona mi alma al ver la mortandad de mis hijos.
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Jer 6:2
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Yo he comparado la hija de Sión a una hermosa y delicada doncella.
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Jer 6:14
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Y curan las llagas de la hija de mi pueblo, con burlarse de ella, diciendo: Paz, paz; y tal paz no existe.
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Jer 6:23
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Echará mano de las saetas, y del escudo; es cruel y no se apiadará de nadie; el ruido de sus tropas es como el ruido del mar, y montarán sobre caballos, dispuestos a combatir como valientes contra ti, ¡oh hija de Sión!
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Jer 6:26
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¡Oh Jerusalén , hija del pueblo mío!, vístete de cilicio, cúbrete de ceniza; llora con amargo llanto, como se llora en la muerte de un hijo único; porque el exterminador caerá súbitamente sobre nosotros.
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Jer 8:11
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Y curan las llagas de la hija del pueblo mío con burlarse de ella, diciendo: Paz, paz; siendo así que no hay tal paz.
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Jer 8:19
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Oigo la voz de Jerusalén , de la hija de mi pueblo, que clama desde tierras remotas: ¿Pues qué no está ya el Señor en Sión? ¿O no está dentro de ella su rey? Mas, ¿y por qué, sus moradores, responde el Señor, me provocaron a ira con sus simulacros y con sus vanas deidades extranjeras?
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Jer 8:21
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Traspasado estoy de dolor y lleno de tristeza por la aflicción de la hija de mi pueblo; el espanto se ha apoderado de mí.
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Jer 8:22
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¿Por ventura no hay resina o bálsamo en Galaad? ¿O no hay allí ningún médico? ¿Por qué, pues, no se ha cerrado la herida de la hija del pueblo mío?
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Jer 9:1
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¿Quién dará agua a mi cabeza, y hará de mis ojos dos fuentes de lágrimas para llorar día y noche la muerte que se ha dado a tantos moradores de la hija de mi pueblo, o de Jerusalén ?
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Jer 9:7
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Por tanto, esto dice el Señor de los ejércitos: Sábete que yo los fundiré, y ensayaré al fuego. Porque, ¿qué otra cosa puedo hacer para convertir a los de la hija de mi pueblo?
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Jer 14:17
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Y tú les dirás entretanto estas palabras: Derramen mis ojos sin cesar lágrimas noche y día, porque Jerusalén , la virgen hija del pueblo mío, se halla quebrantada de una extrema aflicción, con una llaga sumamente maligna.
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Jer 31:22
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¿Hasta cuándo estás estragándote en medio de los deleites, oh hija perdida? Pues mira, el Señor ha hecho una cosa nueva, o milagrosa, sobre la tierra: Una mujer virgen encerrará dentro de sí al Hombre Dios.
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Jer 46:11
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Sube a Galaad y toma bálsamo, ¡oh virgen hija de Egipto!, en vano multiplicas tú las medicinas; no hay ya remedio para ti.
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Jer 46:19
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Prepárate lo necesario para salir a otro país, ¡oh tú, hija y moradora de Egipto!, porque Memfis será convertida en una soledad, será desamparada, sin que quede un habitante.
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Jer 46:24
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Abatida está la hija de Egipto, y entregada en poder del pueblo del Norte.
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Jer 48:18
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Desciende de la gloria, y siéntate en un árido lugar, ¡oh hija moradora de Dibón!, porque Nabucodonosor, el exterminador de Moab, viene contra ti, y destruirá tus fortalezas.
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Jer 49:4
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¿Por qué te glorías de tus amenos valles, ¡oh hija criada entre delicias!, que, confiada en tus tesoros, decías: Quién vendrá contra mí?
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Jer 50:42
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Asirán del arco y del escudo; son crueles y sin misericordia; sus voces serán como un mar que brama, y montarán sobre sus caballos, como un guerrero apercibido para combatir contra ti, ¡oh hija de Babilonia!
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Jer 51:33
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Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: La hija de Babilonia será pisada como la mies en la era; ha llegado el tiempo de ser trillada; dentro de poco comenzará la siega.
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Jer 51:35
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Las injusticias cometidas contra mí, dice la hija de Sión, y la carnicería que ha hecho en mis hijos, está clamando contra Babilonia; y la sangre mía, dice Jerusalén , grita contra los habitantes de Caldea.
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Jer 52:1
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Veintiún años tenía Sedecías cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén . Su madre se llamaba Amital, hija de Jeremías de Lobna.
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Lam 1:6
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Ha perdido la hija de Sión toda su hermosura; sus príncipes han venido a ser como carneros descarriados que no hallan pastos, y han marchado desfallecidos delante del perseguidor que los conduce.
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Lam 1:15
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Ha arrebatado el Señor de en medio de mí todos mis príncipes y campeones; ha aplazado contra mí el tiempo de la ruina, en el cual destruyese a mis jóvenes escogidos. El Señor mismo los ha pisado como en un lagar, para castigar a la virgen hija de Judá.
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Lam 2:1
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¡Cómo cubrió el Señor de oscuridad en medio de su cólera a la hija de Sión! El ha arrojado del cielo a la tierra a la hermosa Israel; y no se ha acordado del estrado de sus pies, o de su santuario, en el día de su furor.
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Lam 2:4
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Tendió su arco como hace un enemigo, y cual adversario afirmó su mano derecha para disparar; y mató todo cuanto había de bello aspecto en el campamento de la hija de Sión; lanzó cual fuego la indignación suya.
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Lam 2:5
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El Señor se ha hecho como enemigo de Jerusalén , ha precipitado a Israel; ha destruido todos sus muros, arrasó sus baluartes, y ha llenado de abatimiento a hombres y mujeres de la hija de Judá.
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Lam 2:8
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Determinó el Señor destruir los muros de la hija de Sión, tiró su cordel, y no retiró su mano hasta que la demolió; se resintió el antemural, y quedó luego arrasada la muralla.
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Lam 2:10
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Sentados están en tierra y en profundo silencio los ancianos de la hija de Sión; tienen cubiertas de ceniza sus cabezas, se vistieron de cilicio, abatida hasta la tierra tienen su cabeza las vírgenes de Jerusalén .
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Lam 2:11
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Se cegaron mis ojos de tanto llorar; se estremecieron mis entrañas, se derramó en tierra mi corazón al ver el quebranto de la hija del pueblo mío, cuando los pequeñuelos y niños de pecho desfallecían de hambre en las plazas de la ciudad.
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Lam 2:13
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¿Con quién te compararé, o a qué cosa te asemejaré, oh hija de Jerusalén ? ¿A quién te igualaré, a fin de consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande es como el mar tu tribulación. ¿Quién podrá remediarte?
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Lam 2:13
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¿Con quién te compararé, o a qué cosa te asemejaré, oh hija de Jerusalén ? ¿A quién te igualaré, a fin de consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande es como el mar tu tribulación. ¿Quién podrá remediarte?
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Lam 2:15
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Todos cuantos pasaban por el camino te insultaban dando palmadas; te silbaban y meneaban su cabeza contra la hija de Jerusalén , diciendo: ¿Es ésta la ciudad de extremada belleza, el gozo de todo el mundo?
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Lam 2:18
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El corazón de los sitiados levantó el grito al Señor desde sobre las murallas de la hija de Sión; derrama, ¡oh Jerusalén !, día y noche, haz correr a manera de torrente las lágrimas; no reposes, ni cesen de llorar tus ojos.
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Lam 3:48
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Ríos de agua salen de mis ojos en vista del quebranto de la hija del pueblo mío.
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