Gen 20:11
|
Respondió Abrahán: Pensé y dije allá en mi interior: Quizá no hay temor de Dios en este lugar, y me quitarán la vida por causa de mi mujer:
|
Gen 20:13
|
Pero después que Dios me hizo salir de la casa de mi padre, a ella le dije: La merced que me has de hacer es que en cualquier lugar a que lleguemos, digas que soy hermano tuyo.
|
Gen 24:42
|
Llegué, pues, hoy a la fuente, y dije a Dios: Señor Dios de mi amo Abrahán, si es que has enderezado este mi camino que traigo,
|
Gen 42:22
|
Uno de ellos, Rubén, dijo: ¿Por ventura no os dije yo entonces: No cometáis ese crimen contra el muchacho, y no hicisteis caso? Mirad cómo Dios nos demanda su sangre.
|
Núm 23:26
|
Pues que, respondió Balaam , ¿no te dije que yo habría de hacer todo cuanto el Señor me mandase?
|
Núm 24:12
|
Respondió Balaam a Balac: ¿Pues no dije yo a tus mensajeros que me enviaste:
|
Deut 1:9
|
En aquel mismo tiempo os dije:
|
Deut 1:20
|
os dije: Habéis llegado a la montaña del amorreo, de la cual nos ha de dar nuestro Señor la posesión.
|
Deut 1:29
|
Entonces os dije yo: No temáis, ni tengáis miedo de ellos.
|
Deut 1:43
|
Os lo dije, y no hicisteis caso; sino que oponiéndoos al mandamiento del Señor, e hinchados de soberbia subisteis al monte.
|
Deut 9:26
|
Y orando, dije: ¡Ah! Señor Dios, no destruyas a tu pueblo y a la herencia tuya, que rescataste con tu poderío; a los que sacaste de Egipto con mano esforzada.
|
Jos 1:3
|
Todo el lugar de ella que pisare la planta de vuestro pie, os lo entregaré, como lo dije a Moisés.
|
Juec 6:10
|
Y dije: Yo soy el Señor Dios vuestro; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero vosotros no habéis querido escuchar mi voz.
|
Juec 13:13
|
Respondió el ángel del Señor a Manué: Absténgase de todo cuanto dije a tu mujer;
|
I Rey 13:12
|
dije para mí: Ahora los filisteos bajarán contra mí en Gálgala, y yo aún no he aplacado al Señor. Forzado, pues, de la necesidad, he ofrecido el holocausto.
|
I Rey 24:10
|
Hoy ves con tus mismos ojos que el Señor te ha puesto en mis manos en la cueva; me asaltó o me propusieron el pensamiento de matarte; pero me he abstenido de hacerlo, porque dije entre mí: No levantaré yo mi mano contra mi señor; por cuanto es el ungido del Señor.
|
II Rey 1:8
|
me preguntó: ¿Quién eres tú? Le dije: Soy un amalecita.
|
III Rey 22:18
|
Al oír esto el rey de Israel dijo a Josafat: ¿Por ventura no te lo dije, que éste jamás me profetiza cosa buena, sino siempre mala?
|
IV Rey 4:28
|
Dijo entonces ella: ¿Por ventura, oh señor mío, te pedí yo un hijo? ¿No te dije que no me engañaras?
|
IV Rey 6:29
|
Cocimos, pues, mi hijo, y nos lo comimos. Al día siguiente, le dije yo: Da tu hijo para que nos lo comamos; mas ella lo ha escondido.
|
IV Rey 23:27
|
Y así dijo el Señor: Yo arrojaré de mi presencia también a Judá, como arrojé a Israel; y desecharé a Jerusalén , esa ciudad que yo había escogido, y el templo del cual dije: Aquí es donde mi Nombre será invocado.
|
II Par 18:17
|
Y dijo el rey de Israel a Josafat: ¿No te dije yo que éste no me anunciaría cosa buena, sino sólo desdichas?
|
I Esd 8:28
|
Y les dije: Vosotros sois santos o consagrados al Señor, y santos son los vasos, y la plata y el oro ofrecido espontáneamente al Señor Dios de nuestros padres.
|
II Esd 2:6
|
A lo que me dijeron el rey y la reina, la cual estaba sentada a su lado: ¿En cuánto tiempo harás tu viaje y podrás volver? Le dije el tiempo; y mostró el rey alegrarse, y me dio licencia.
|
II Esd 2:7
|
Mas yo dije al rey: Si es del agrado del rey, déme cartas para los gtobernadores del país del otro lado del río, para que me concedan paso hasta llegar a Judea;
|
II Esd 2:17
|
Les dije, pues: Bien veis el lastimoso estado en que nos hallamos; Jerusalén está desierta, y sus puertas hechas cenizas; venid y reedificaremos los muros de Jerusalén , y no vivamos más en estado de tanta ignominia.
|
II Esd 2:20
|
Pero yo les respondí y dije: El Dios del cielo es quien nos ayuda; nosotros somos sus siervos, e iremos adelante, y proseguiremos la obra; pues vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni se os nombra para nada en Jerusalén .
|
II Esd 4:14
|
Y pasada revista de todo, fui y dije a los magnates, y magistrados, y al resto del pueblo: No tenéis que temer delante de ellos; acordáos del Señor grande y terrible; y pelead por vuestros hermanos, y por vuestros hijos e hijas, y por vuestras mujeres y por vuestras casas.
|
II Esd 4:19
|
Y dije a los magnates, y a los magistrados, y al resto del pueblo: La construcción es grande y de mucha extensión, y nosotros estamos separados en el muro lejos el uno del otro.
|
II Esd 4:22
|
En esta misma ocasión dije también al pueblo: Cada uno con su criado quédese a dormir dentro de Jerusalén , y nos relevaremos unos a otros para trabajar día y noche.
|
II Esd 5:8
|
y les dije: Nosotros, como sabéis, hemos rescatado según nuestra posibilidad a nuestros hermanos, los judíos, vendidos a otras naciones; ¿y vosotros habéis de vender de nuevo a nuestros hermanos, para que nosotros los rescatemos otra vez? Callaron a esto, y no supieron qué responder.
|
II Esd 5:9
|
Y les dije: No es bien hecho lo que hacéis. ¿Cómo no vivís en el santo temor de nuestro Dios, para que no vengamos a ser el escarnio de las gentes enemigas nuestras?
|
II Esd 5:13
|
Además de esto sacudí mi vestido de encima de mi seno, y dije: Así sacuda Dios de sus casas y de sus haciendas a todos los que no cumplieren esta palabra; así sean sacudidos, y queden sin nada. Y respondió todo el concurso: Amén. Y alabaron a Dios. En suma, todo el pueblo se conformó con lo dicho.
|
II Esd 7:3
|
y les dije: No se han de abrir las puertas de Jerusalén hasta que el sol caliente. Y estando aún ellos presentes, se cerraron y atrancaron las puertas, y puse de guardia ciudadanos de Jerusalén que se relevaban por su turno, cada cual enfrente de su casa.
|
II Esd 13:17
|
Por lo que reprendí a los magnates de Judá, y les dije: ¿Cómo hacéis una maldad como ésta, profanando el día de sábado?
|
II Esd 13:21
|
Pero yo les amenacé, y dije: ¿Por qué os quedáis así delante de las murallas? Si otra vez lo hiciereis, enviaré gente a prenderos. Con esto desde entonces no volvieron más en sábado.
|
II Esd 13:25
|
Por tanto los reprendí, y los maldije. E hice azotar algunos de ellos, y mesarles los cabellos, y que jurasen por Dios que no darían sus hijas a los hijos de los tales, ni tomarían de las hijas de ellos para sus hijos ni para sí mismos. Y dije:
|
Jud 10:13
|
Por cuyo motivo pensé, y dije para conmigo: Iré a presentarme al príncipe Holofernes, para descubrirle los secretos de los hebreos, y darle un medio para sorprenderlos sin perder ni un hombre siquiera del ejército.
|
Job 31:24
|
Si yo creí que consistiese en el oro mi poder, y si dije al oro más acendrado: En ti pongo mi confianza;
|
Job 38:11
|
y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás más adelante; y aquí quebrantarás tus hinchadas olas.
|
Salm 15:2
|
Yo dije al Señor: Tú eres mi Dios, que no tienes necesidad de mis bienes.
|
Salm 30:15
|
Pero yo, Señor, puse en ti mi esperanza. Y tú eres, dije yo, mi Dios;
|
Salm 30:23
|
Yo, es verdad, que dije en un arrebato de mi genio: Arrojado me hallo de tu vista. Por eso mismo te dignaste oír mi oración, mientras a ti clamaba.
|
Salm 31:5
|
Te manifesté mi delito, y dejé de ocultar mi injusticia. Confesaré, dije yo, contra mí mismo al Señor la injusticia mía, y tú perdonaste la malicia de mi pecado.
|
Salm 37:17
|
Pues yo dije: No triunfen sobre mí mis enemigos; los cuales, cuando ven vacilantes mis pies, se vanaglorian contra mí.
|
Salm 39:8
|
Yo entonces dije: Aquí estoy; yo vengo, (conforme está escrito de mí al frente del libro de la ley)
|
Salm 40:5
|
En cuanto a mí dije: Señor, ten lástima de mí; sana mi alma, porque pequé contra ti.
|
Salm 41:5
|
Estos eran los recuerdos que venían a mi memoria; y ensanché dentro de mí mi espíritu; porque yo he de llegar, dije, al sitio del admirable tabernáculo, hasta la casa de mi Dios; entre voces de júbilo, y de acción de gracias, y de algazara de convite.
|
Salm 76:11
|
Entonces dije: Ahora comienzo a respirar. De la diestra del Altísimo me viene esta mudanza.
|
Salm 81:6
|
Yo dije: Vosotros sois dioses, e hijos todos del Altísimo.
|