Gen 30:41
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Al tiempo, pues, de concebir las ovejas en la primavera, ponía Jacob las varas en los canales ante los ojos de los carneros y de las ovejas, para que concibiesen estándolas mirando.
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Gen 30:42
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Mas cuando otra vez debían concebir en otoño, no las ponía; con lo que los partos tardíos vinieron a ser de Labán, y los tempranos de Jacob .
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I Rey 1:7
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Y así lo hacía todos los años cuando, llegado el tiempo, subían al templo del Señor; y de este modo la zahería. Con esto Ana se ponía a llorar, y no probaba la comida.
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II Rey 15:2
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Y levantándose de madrugada, se ponía a la entrada de la puerta; y a todos los que tenían negocios de tratar, y venían a pedir justicia al rey, los llamaba Absalón, y les decía: ¿De dónde eres tú? Le respondía el hombre: Yo, siervo tuyo, soy de tal tribu de Israel.
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Salm 72:16
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Me ponía a discurrir sobre esto; pero difícil me será comprenderlo,
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Salm 141:5
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Pensativo miraba si se ponía alguno a mi derecha para defenderme; peno nadie dio a entender que me conociese. Me hallé sin poder huir, y sin nadie que mirase por mi vida.
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Prov 8:28
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cuando establecía ya en lo alto las regiones etéreas, y ponía en equilibrio los manantiales de las aguas;
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Ecli 50:11
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como el olivo que retoña, y como el ciprés que descuella por su altura, tal parecía el sumo sacerdote Simón cuando se ponía el manto glorioso, y se revestía de todos los ornamentos de su dignidad.
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I Mac 11:3
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Mas Tolomeo, así que entraba en una ciudad, ponía en ella guarnición militar.
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I Mac 14:10
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Distribuía Simón víveres por las ciudades, y las ponía en estado de que fuesen otras tantas fortalezas, de manera que la fama de su glorioso nombre se extendió hasta el cabo del mundo.
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II Mac 15:10
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Inflamados de esta manera sus ánimos, les ponía igualmente a la vista la perfidia de las naciones, y la violación de los juramentos.
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Hech 2:4
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Entonces fueron llenados todos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diversas lenguas las palabras que el Espíritu Santo ponía en su boca.
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II Cor 3:13
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Y no hacemos como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, por cuanto no podían los hijos de Israel fijar la vista en el resplandor de su cara, aunque no debía durar,
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I Ped 2:23
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quien cuando le maldecían, no retornaba maldiciones; cuando le atormentaban, no prorrumpía en amenazas; antes se ponía en manos de aquel que le sentenciaba injustamente.
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