Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

podamos

Gen 42:2 He oído que se vende trigo en Egipto; bajad allá, y compradnos lo necesario, para que podamos vivir, y no muramos de hambre.
Gen 43:8 Judá dijo también a su padre. Envía conmigo el chico, para que podamos ponernos luego en camino, y conservar la vida y no perezcamos nosotros y nuestros niños.
Deut 30:13 Ni está situado a la otra parte del mar, para que te excuses y digas: ¿Quién de nosotros podrá atravesar los mares, y traérnosle de allá para que podamos oír y hacer lo que se nos manda?
Juec 8:5 Por lo que dijo a los vecinos de Soccot: Dadme, os ruego, pan para la tropa que viene conmigo, pues está muy desfallecida, a fin de que podamos perseguir a Zebee y a Salmana, reyes de Madián.
Juec 20:10 Escojánse de todas las tribus de Israel diez hombres por cada ciento, y ciento por cada mil, y mil por cada diez mil, para que conduzcan víveres al ejército, y podamos nosotros pelear contra Gabaa de Benjamín, y darle el pago que merece su maldad.
II Par 20:12 ¡Oh Dios nuestro! ¿y no castigarás tú esas gentes? En nosotros ciertamente no hay tanta fuerza que podamos resistir a esa multitud que nos acomete. Mas no sabiendo lo que debemos hacer, no nos queda otro recurso que volver a ti nuestros ojos.
Jn 1:22 ¿Pues quién eres tú, le dijeron, para que podamos dar alguna respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?
Rom 1:12 quiero decir, para que hallándome entre vosotros podamos consolarnos mutuamente los unos a los otros, por medio de la fe, que es común a vosotros y a mí.
II Cor 1:4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que se hallan en cualquier trabajo, con la misma consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
II Cor 4:6 Porque Dios, que dijo que la luz saliese o brillase de en medio de las tinieblas, él mismo ha hecho brillar su claridad en nuestros corazones, a fin de que nosotros podamos iluminar a los demás por medio del conocimiento de la gloria de Dios, según que ella resplandece en Jesucristo.
Heb 13:6 de manera que podamos animosamente decir: El Señor es quien me ayuda; no temeré cosa que hagan contra mí los hombres.