Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

deseado

Gen 29:30 Gozando en fin Jacob del matrimonio tan deseado, amó más a la segunda que a la primera, y sirvió en casa de Labán otros siete años.
Gen 47:10 Con esto, después de haber deseado al rey toda suerte de felicidades, se retiró.
Tob 3:16 Tú sabes, Señor, que nunca he deseado ningún hombre, y que he conservado el alma limpia de toda concupiscencia.
Job 14:6 Retírate, pues, un poquito de él, para que repose mientras llega su día deseado, como el día de descanso al jornalero.
Salm 39:9 para cumplir tu voluntad. Eso he deseado siempre, oh Dios mío; y tengo tu ley en medio de mi corazón.
Salm 106:30 Se regocijaron ellos viendo el mar sosegado y el Señor los condujo al puerto deseado.
Salm 118:174 ¡Oh Señor! ardientemente he deseado la salud que de ti viene, y tu ley es el objeto continuo de mi meditación.
Cant 2:3 Como el manzano entre árboles silvestres y estériles, así es mi amado entre los hijos de los hombres. Me senté a la sombra del que tanto había yo deseado, y su fruto es muy dulce al paladar mío.
Miq 7:1 ¡Ay de mí! que he llegado a ser como aquel que en otoño anda rebuscando lo que ha quedado de la vendimia. No hallo un racimo para comer; en vano mi alma ha deseado los higos tempranos.
Ag 2:8 Y pondré en movimiento las gentes todas, porque vendrá el deseado de todas las gentes; y henchiré de gloria este templo, dice el Señor de los ejércitos.
Mal 3:1 He aquí que yo envío mi ángel, el cual preparará el camino delante de mí. Y luego vendrá a su templo el Dominador a quien buscáis vosotros, y el ángel del Testamento de vosotros tan deseado. Vedle ahí que viene, dice el Señor de los ejércitos.
Lc 22:15 Y les dijo: Ardientemente he deseado comer este cordero pascual con vosotros, antes de mi pasión.
I Tes 2:17 Pero en cuanto a nosotros, hermanos míos, después de haber estado por un poco de tiempo separados de vosotros con el cuerpo, no con el corazón, hemos deseado con tanto más ardor y empeño volveros a ver.
Judas 1:3 Carísimos, habiendo deseado vivamente antes de ahora escribiros acerca de vuestra común salud, me hallo en la necesidad de practicarlo, para exhortaros a que peleéis valerosamente por la fe, o doctrina, que ha sido enseñada una vez a los santos.