Cant 2:17
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hasta que declina el día, y caen las sombras. Vuélvete corriendo, aseméjate, querido mío, a la corza y al cervatillo que se crían en los montes de Beter.
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Cant 8:14
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¡Ah!, corre aprisa, amor mío, y aseméjate a la corza y al cervatillo; huye a los montes de los aromas, si quieres oír mi voz.
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Ecli 11:32
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Porque así como un estómago fétido arroja regüeldos, y como la perdiz, por medio del reclamo, es conducida a la trampa, y la corza al lazo, así sucede con respecto al corazón del soberbio; el cual como de una atalaya está acechando la caída de su prójimo;
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