Gen 4:7
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¿No es cierto que si obrases bien, serás recompensado; pero si mal, el castigo del pecado estará siempre presente en tu puerta o a tu vista? Mas de cualquier modo su apetito o la concupiscencia estará a tu mandar, y tú le dominarás, si quieres.
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Núm 11:34
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Por cuyo motivo fue nombrado aquel lugar sepulcros de concupiscencia; porque allí quedó sepultada la gente que tuvo aquel antojo.
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Núm 11:35
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Partidos, en fin, de los sepulcros de concupiscencia, vinieron a Haserot, donde acamparon.
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Núm 33:16
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Al cabo salidos del desierto de Sinaí , vinieron a hacer alto en los Sepulcros del antojo o concupiscencia.
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Núm 33:17
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Y de los sepulcros de la concupiscencia, fueron a Haserot.
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Tob 3:16
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Tú sabes, Señor, que nunca he deseado ningún hombre, y que he conservado el alma limpia de toda concupiscencia.
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Tob 6:22
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Pasada la tercera noche, te juntarás con la doncella, en el temor del Señor, llevado más bien del deseo de tener hijos, que de la concupiscencia; a fin de conseguir en los hijos la bendición propia del linaje de Abrahán.
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Tob 8:9
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Ahora pues, Señor, tú sabes que no movido de concupiscencia tomo a esta hermana mía por esposa, sino por el solo deseo de tener hijos que bendigan tu santo Nombre por los siglos de los siglos.
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Prov 30:15
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La sanguijuela de la concupiscencia tiene dos hijas, las cuales están diciendo siempre: Dame, dame. Tres cosas hay insaciables, o más bien cuatro, que jamás dicen ya basta:
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Sab 4:12
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Pues el hechizo de la vanidad del siglo oscurece el bien verdadero; y el inconstante ímpetu de la concupiscencia pervierte el ánimo inocente.
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Sab 15:5
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cuya vista excita la concupiscencia en el insensato, que ama la compostura de un retrato muerto e inanimado.
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Ecli 9:9
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Por la hermosura de la mujer muchos se han perdido; y por ella se enciende cual fuego la concupiscencia.
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Jer 13:27
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tus adulterios, y tu furiosa concupiscencia, en fin, la impía fornicación o idolatría tuya. En el campo y sobre las colinas vi yo tus abominaciones. ¡Desdichada Jerusalén ! ¿Y aún no querrás purificarte siguiéndome a mí sin dudar? ¿Hasta cuándo aguardas para hacerlo?
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Dan 13:11
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pues se avergonzaban de descubrir su concupiscencia y deseos de pecar con ella.
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Rom 7:7
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Esto supuesto, ¿qué diremos? ¿Es la ley la causa del pecado? No digo tal. Pero sí que no acabé de conocer el pecado, sino por medio de la ley; de suerte que yo no hubiera advertido la concupiscencia mía, si la ley no dijera: No codiciarás.
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Rom 7:13
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Pero qué, ¿lo que es en sí bueno, me ha causado a mí la muerte? Nada menos. Sino que el pecado, o la concupiscencia, es el que, habiéndome causado la muerte por medio de una cosa buena, cual es la ley, ha manifestado lo venenoso que él es; de manera que por ocasión del mismo mandamiento se ha hecho el pecado sobremanera maligno.
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Rom 7:17
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Y en esto no soy yo el que obra aquello, sino el pecado o la concupiscencia que habita en mí.
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Rom 7:24
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¡Oh qué hombre tan infeliz soy yo! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte, o mortífera concupiscencia?
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Col 3:5
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Haced morir, pues, los miembros del hombre terreno que hay en vosotros; la fornicación, la impureza, las pasiones deshonestas, la concupiscencia desordenada y la avaricia, que todo viene a ser una idolatría;
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Sant 1:14
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Sino que cada uno es tentado, atraído y halagado por la propia concupiscencia.
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Sant 1:15
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Después la concupiscencia, llegando a concebir los deseos malos, pare el pecado, el cual una vez que sea consumado, engendra la muerte.
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II Ped 1:4
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también por él mismo nos ha dado Dios las grandes y preciosas gracias que había prometido, para haceros partícipes, por medio de estas mismas gracias, de la naturaleza divina, huyendo la corrupción por la concupiscencia que hay en el mundo.
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II Ped 2:10
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y sobre todo aquellos que para satisfacer sus impuros deseos siguen la concupiscencia de la carne, y desprecian las potestades; osados, pagados de sí mismos, que blasfemando no temen sembrar herejías,
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I Jn 2:16
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porque todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia u orgullo de la vida, lo cual no nace del Padre, sino del mundo.
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I Jn 2:16
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porque todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia u orgullo de la vida, lo cual no nace del Padre, sino del mundo.
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I Jn 2:17
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El mundo pasa, y pasa también con él su concupiscencia. Mas el que hace la voluntad de Dios permanece eternamente.
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