III Rey 13:30
|
y puso el cadáver en su sepulcro, y lo lloraron, y lo endecharon, diciendo: ¡Ay!, ¡ay!, ¡hermano mío!
|
IV Rey 3:10
|
Dijo entonces el rey de Israel: ¡Ay, ay, ay de nosotros! El Señor nos ha juntado aquí tres reyes para entregarnos en poder de Moab.
|
IV Rey 3:10
|
Dijo entonces el rey de Israel: ¡Ay, ay, ay de nosotros! El Señor nos ha juntado aquí tres reyes para entregarnos en poder de Moab.
|
IV Rey 6:5
|
Y acaeció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó en el agua el hierro del hacha, y exclamó diciendo a Eliseo: ¡Ay!, ¡ay de mí, señor mío!; ¡ay!, ¡que esta hacha la había tomado prestada!
|
IV Rey 6:5
|
Y acaeció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó en el agua el hierro del hacha, y exclamó diciendo a Eliseo: ¡Ay!, ¡ay de mí, señor mío!; ¡ay!, ¡que esta hacha la había tomado prestada!
|
IV Rey 6:15
|
Y al apuntar el día, habiéndose levantado el criado del varón de Dios, y salido fuera, vio el ejército alrededor de la ciudad con los caballos y carros y fue a dar aviso a su amo, diciendo: ¡Ay!, ¡ay, señor mío!; ¡ay!, ¿qué es lo que haremos?
|
IV Rey 6:15
|
Y al apuntar el día, habiéndose levantado el criado del varón de Dios, y salido fuera, vio el ejército alrededor de la ciudad con los caballos y carros y fue a dar aviso a su amo, diciendo: ¡Ay!, ¡ay, señor mío!; ¡ay!, ¿qué es lo que haremos?
|
Tob 10:4
|
Sobre todo su madre, inconsolable, lloraba amargamente, y decía: ¡Ay de mí; ay hijo mío! ¿Para qué te hemos enviado a lejanas tierras, lumbrera de nuestros ojos, báculo de nuestra vejez, consuelo de nuestra vida, esperanza de nuestra posteridad?
|
Job 10:15
|
Que si yo fuere un impío, ¡ay desdichado de mí!; y si justo, no levantaré cabeza, estando como estoy agobiado de aflicciones y de miserias.
|
Job 17:11
|
Mas, ¡ay!, se fueron mis días felices; se disiparon como humo todos mis designios, dejando en tormento mi corazón.
|
Job 19:7
|
Mas ¡ay! Si en la violencia de los dolores que padezco, clamo altamente, nadie me escucha; voceo y no hay quien me haga justicia.
|
Ecle 4:10
|
Si uno va a caer, el otro lo sostiene. Pero ¡ay del hombre que está solo!, pues si cae no tiene quién lo levante.
|
Cant 3:1
|
Mas ¡ay! que todo fue un sueño. En mi lecho eché de menos por la noche al que ama mi alma; lo anduve buscando, y no lo encontré.
|
Isa 16:2
|
¡Mas ay!, sucederá que las hijas de Moab, en el paso de Arnón, se hallarán como un ave que huye espantada, y como pollitos que saltan fuera del nido.
|
Isa 53:1
|
Mas ¡ay! ¿quién ha creído, o creerá a nuestro anuncio? ¿Y a quién ha sido revelado ese Mesías, brazo o virtud del Señor?
|
Jer 4:10
|
Y yo dije al oír eso: ¡Ay, ay, Señor Dios mío! ¡Ay!, ¿y es posible que hayas permitido que los falsos profetas alucinasen a este pueblo tuyo, y a Jerusalén , diciendo: Paz tendréis vosotros; cuando he aquí que la espada del enemigo ha penetrado hasta el corazón?
|
Jer 6:4
|
Declaradle solemnemente la guerra, vamos y escalémosla en medio del día. Mas, ¡ay de nosotros!, el día va ya declinando; se han extendido mucho las sombras de la tarde.
|
Jer 22:18
|
Por tanto esto dice el Señor de Joakim, hijo de Josías y rey de Judá: No lo llorarán los de su casa con aquellos lamentos: ¡Ay hermano mío!, ¡ay hermana mía!, ni los extraños gritarán: ¡Ah Señor!, ¡ah excelso rey!
|
Jer 34:5
|
sino que morirás de muerte natural; y al modo que fueron quemados los restos de tus padres los reyes pasados, tus predecesores, así quemarán tu cadáver, y te llorarán, exclamando: ¡Ay Señor!, ¡ay! Porque así lo he decretado yo, dice el Señor.
|
Jer 50:27
|
Exterminad a todos sus guerreros, sean conducidos al matadero; ¡ay de ellos!, porque ha llegado ya su día, el día de su castigo.
|
Lam 4:1
|
¡Cómo se ha oscurecido el oro del templo, y cambiado su color bellísimo! ¡Dispersas, ¡ay!, dispersas están las piedras del santuario por los ángulos de todas las plazas!
|
Lam 5:16
|
Han caído de nuestras cabezas las coronas o guirnaldas: ¡ay de nosotros, que hemos pecado!
|
Ezeq 9:8
|
Y acabada la mortandad, quedé yo allí, y me postré sobre mi rostro, y levantando el grito, dije: ¡Ay, ay, Señor Dios! ¡Ay! ¿Por ventura destruirás todos los restos de Israel, derramando tu furor sobre Jerusalén ?
|
Ezeq 11:13
|
Y acaeció que mientras estaba yo vaticinando, cayó muerto Feltías, hijo de Banaías. Y yo me postré sobre mi rostro, gritando en alta voz, y diciendo: ¡Ay, ay, Señor Dios, ay! ¿Quieres acabar tú con los restos de Israel?
|
Ezeq 11:13
|
Y acaeció que mientras estaba yo vaticinando, cayó muerto Feltías, hijo de Banaías. Y yo me postré sobre mi rostro, gritando en alta voz, y diciendo: ¡Ay, ay, Señor Dios, ay! ¿Quieres acabar tú con los restos de Israel?
|
Ezeq 16:23
|
Y acaeció que después de tanta malicia tuya (¡ay!, ¡ay de ti!, dice el Señor Dios),
|
Ezeq 16:23
|
Y acaeció que después de tanta malicia tuya (¡ay!, ¡ay de ti!, dice el Señor Dios),
|
Ezeq 30:2
|
Hijo de hombre, profetiza, y di: Esto dice el Señor Dios: ¡Oh egipcios!, prorrumpid en aullidos: ¡Ay, ay de aquel día!
|
Joel 1:15
|
¡Ay, ay!, qué día tan terrible es ese día que llega. ¡Ay!, cercano está el día del Señor, y vendrá como una espantosa borrasca enviada del Todopoderoso.
|
Mt 18:7
|
¡Ay del mundo por razón de los escándalos!, porque si bien es forzoso, que haya escándalos; sin embargo, ¡ay de aquel hombre que causa el escándalo!
|
Mt 23:13
|
Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de los cielos a los hombres; porque ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que entrarían!
|
Mt 24:19
|
Pero ¡ay de las que estén en cinta o criando, y no puedan huir a prisa en aquellos días!
|
Mt 26:24
|
En cuanto al Hijo del hombre, él se marcha, conforme está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado; mejor le fuera si no hubiese jamás nacido!
|
Mc 13:17
|
Mas, ¡ay de las que estarán encinta, y de las que criarán en aquellos días!
|
Mc 14:21
|
Verdad es que el Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel hombre, por quien el Hijo del hombre será entregado! Mejor sería para tal hombre no haber nacido.
|
Lc 6:24
|
Mas ¡ay de vosotros los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo en este mundo.
|
Lc 10:13
|
¡Ay de ti Corozaín!, ¡ay de ti Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubiesen hecho los milagros que se han hecho en vosotras, hace tiempo que hubieran hecho penitencia cubiertas de cilicio, y yaciendo sobre la ceniza.
|
Lc 11:42
|
Mas ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, y de la ruda, y de toda suerte de legumbres, y no hacéis caso de la justicia y de la caridad o amor de Dios! Estas son las cosas que debíais practicar, sin omitir aquéllas.
|
Lc 17:1
|
Dijo también a sus discípulos: Imposible es que no sucedan escándalos; pero ¡ay de aquel que los causa!
|
Lc 21:23
|
Pero ¡ay de las que estén encinta, o criando en aquellos días!, pues este país se hallará en grandes angustias, y la ira de Dios se descargará sobre este pueblo.
|
Lc 22:22
|
Verdad es que el Hijo del hombre, según está decretado, va a su camino; pero ¡ay de aquel hombre que le traicionará!
|
Apoc 8:13
|
Entonces miré, y oí la voz de un águila que iba volando por medio del cielo, y diciendo a grandes gritos: ¡Ay, ay, ay, de los moradores de la tierra, por causa del sonido de las trompetas que los otros tres ángeles han de tocar!
|
Apoc 8:13
|
Entonces miré, y oí la voz de un águila que iba volando por medio del cielo, y diciendo a grandes gritos: ¡Ay, ay, ay, de los moradores de la tierra, por causa del sonido de las trompetas que los otros tres ángeles han de tocar!
|
Apoc 9:12
|
El un ay se pasó ya, mas luego después van a venir dos ayes todavía.
|
Apoc 11:14
|
El segundo ay se pasó, y bien pronto vendrá el ay tercero, o la tercera desdicha.
|
Apoc 11:14
|
El segundo ay se pasó, y bien pronto vendrá el ay tercero, o la tercera desdicha.
|
Apoc 18:10
|
Puestos a lo lejos por miedo de sus tormentos, dirán: ¡Ay, ay de aquella gran ciudad de Babilonia, de aquella ciudad poderosa! ¡Ay, en un instante ha llegado tu juicio!
|
Apoc 18:16
|
dirán: ¡Ay, ay de la ciudad grande, que andaba vestida de lino delicadísimo, y de púrpura, y de grana, y cubierta de oro, y de piedras preciosas, y de perlas!
|
Apoc 18:19
|
Y arrojaron polvo sobre sus cabezas, y prorrumpieron en alaridos llorando, y lamentando, decían: ¡Ay, ay de aquella gran ciudad, en la cual se enriquecieron con su comercio todos los que tenían naves en la mar! ¡Cómo fue asolada en un momento!
|