Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

Nabal

I Rey 25:3 Se llamaba este hombre Nabal, y su esposa Abigaíl, mujer de gran prudencia y hermosura; al contrario su marido era duro, y muy perverso y malicioso, el cual descendía del linaje de Caleb.
I Rey 25:4 Pues como David oyese en el desierto que Nabal estaba esquilando sus ovejas,
I Rey 25:5 envió diez jóvenes, diciéndoles: Subid al Carmelo, e id a casa de Nabal; saludadle de mi parte cortésmente,
I Rey 25:9 Llegados, pues, los mozos de David, dijeron a Nabal todas estas cosas de parte de David, y aguardaron en silencio la respuesta.
I Rey 25:10 Pero Nabal les respondió: ¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí para que yo le ofrezca presentes? Cada día se ven más esclavos que andan fugitivos de sus amos.
I Rey 25:12 Con esto volvieron los mozos de David a tomar su camino, y habiendo llegado, le contaron todo lo que Nabal les había respondido.
I Rey 25:14 Entretanto uno de los criados de Nabal avisó a su mujer Abigaíl, diciendo: Mira que David acaba de enviar del desierto unos mensajeros para saludar a nuestro amo y él los ha desechado con desprecio.
I Rey 25:19 Y dijo a sus criados: Id delante de mí, que yo iré siguiendo detrás de vosotros; mas no dijo nada a Nabal, su marido.
I Rey 25:22 Trate el Señor con toda su severidad a los enemigos de David, como juro yo que no dejaré de aquí a mañana cosa con vida de todo lo perteneciente a Nabal, ni un perro siquiera.
I Rey 25:25 No hagas, te ruego, mi señor y mi rey, ningún caso de la injusticia de Nabal; porque es un insensato, y su mismo nombre denota su necedad. Mas yo, sierva tuya, no vi a los criados que tú, señor mío enviaste.
I Rey 25:26 Ahora pues, mi señor, vive Dios, y vive tu alma, que el Señor es quien te ha estorbado, haciéndome salir a mí, el derramar sangre, y te ha detenido la mano. Que sean desde luego tan débiles como Nabal tus enemigos, y cuantos maquinan contra mi señor.
I Rey 25:28 Perdóname, mi señor, a tu sierva ese pecado de Nabal; porque seguramente edificará el Señor para ti una casa estable, por cuanto tú, dueño mío, peleas por el Señor; no se halle, pues, culpa ninguna en ti, en todos los días de tu vida.
I Rey 25:34 Que si no, juro, por el Señor Dios de Israel, el cual me ha prohibido hacerte daño, que a no venir tú tan presto a encontrarme, no hubiera quedado en casa de Nabal, de hoy a mañana, cosa con vida, ni siquiera un perro.
I Rey 25:36 Con esto volvió Abigaíl a Nabal, y lo halló celebrando en su casa un convite como banquete de rey; y el corazón de Nabal rebosaba de alegría, pues estaba atestado de vino; y así no le habló palabra chica ni grande hasta la mañana.
I Rey 25:36 Con esto volvió Abigaíl a Nabal, y lo halló celebrando en su casa un convite como banquete de rey; y el corazón de Nabal rebosaba de alegría, pues estaba atestado de vino; y así no le habló palabra chica ni grande hasta la mañana.
I Rey 25:37 Pero al amanecer, cuando ya Nabal había digerido el vino, le contó su mujer lo que había pasado, y al oírlo se le heló el corazón y se quedó inmóvil como una piedra.
I Rey 25:38 Al cabo de diez días el Señor hirió de muerte a Nabal, el cual en seguida murió.
I Rey 25:39 Y habiendo sabido David la muerte de Nabal, dijo: Bendito sea el Señor que me ha vengado de la afrenta que me hizo Nabal y que preservó a su siervo del mal que iba a hacer, y que ha hecho recaer la iniquidad de Nabal sobre su propia cabeza. Envió después David a tratar con Abigaíl sobre casarse con ella.
I Rey 25:39 Y habiendo sabido David la muerte de Nabal, dijo: Bendito sea el Señor que me ha vengado de la afrenta que me hizo Nabal y que preservó a su siervo del mal que iba a hacer, y que ha hecho recaer la iniquidad de Nabal sobre su propia cabeza. Envió después David a tratar con Abigaíl sobre casarse con ella.
I Rey 25:39 Y habiendo sabido David la muerte de Nabal, dijo: Bendito sea el Señor que me ha vengado de la afrenta que me hizo Nabal y que preservó a su siervo del mal que iba a hacer, y que ha hecho recaer la iniquidad de Nabal sobre su propia cabeza. Envió después David a tratar con Abigaíl sobre casarse con ella.
I Rey 27:3 Y habitó David en Get con Aquis, él y los suyos, cada cual con su famila, y David con sus dos esposas Aquinoam jezraelita, y Abigaíl, viuda de Nabal del Carmelo.
I Rey 30:5 También las dos esposas de David, Aquinoam la jezraelita, y Abigaíl, la viuda de Nabal del Carmelo habían sido hechas cautivas.
II Rey 2:2 En consecuencia David se puso en camino con sus dos esposas Aquinoam de Jezrael y Abigaíl, viuda de Nabal del Carmelo.
II Rey 3:3 el segundo Queleab, nacido de Abigaíl, viuda de Nabal del Carmelo; el tercero fue Absalón, hijo de Maaca, la hija de Tolmai, rey de Gesur: